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THAAD, el sistema antimisiles de EEUU que tapona las vulnerabilidades de la Cúpula de Hierro

Envía la batería THAAD para derribar los misiles iraníes que alcanzan alturas suborbitales

Carga de una lanzadera THAAD en un avión de transporte.
Carga de una lanzadera THAAD en un avión de transporte.AP
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Estados Unidos ha pasado a implicarse de lleno en la guerra indirecta que mantienen Israel e Irán (a través de sus aliados). No sólo va a facilitar baterías THAAD (Terminal High Altitude Area Defense o Defensa de Área de Gran Altitud Terminal), sino que estos misiles antiaéreos tan sofisticados, lo mejor de la tecnología militar de Washington, van a ser operados por soldados estadounidenses en Oriente Próximo.

Esta vez no hablamos de instructores o asesores militares, una figura habitual cuando un país ayuda a otro pero no quiere implicarse directamente en el conflicto. Pero este detalle, que los misiles sean lanzados por militares enviados por Washington, supone de facto la entrada en la guerra de Estados Unidos, porque soldados de EEUU se unirán ahora, en el interior de Israel, a los esfuerzos para derribar misiles de Teherán. En total se desplegarán unos 100 miembros del ejército americano.

Esta decisión supone un paso más de lo sucedido hasta ahora. Durante el bombardeo iraní del pasado mes de abril, aviones de combate de EEUU y Reino Unido participaron en el derribo de proyectiles lanzados desde el país persa. Llevar soldados a Israel para que se encarguen de parte de la defensa aérea va más allá.

Cuarta capa

Las tres capas de la llamada Cúpula de Hierro, uno de los sistemas antiaéreos integrados más sofisticados del mundo, se han demostrado muy efectivas incluso ante la saturación de misiles, cohetes o drones desde Irán, sur del Líbano o Gaza, pero no son perfectas. Algunos de estos proyectiles sí consiguieron superar la tupida red de defensas. Fueron por ejemplo los misiles Shahab-3 (de diseño norcoreano) y Fattah 1 y 2, considerados como hipersónicos. Esta batería THAAD viene a terminar con una de las vulnerabilidades del sistema, que es precisamente la que crean estas armas. Es decir, se trata de una cuarta capa para la Cúpula de Hierro, superando en cobertura al Arrow 3, el actual sistema israelí.

¿Por qué es tan difícil derribar estos misiles? Por su trayectoria. A diferencia de un misil de crucero, que vuela con propulsión y mucho más bajo hacia el objetivo, el misil balístico sube (y los más poderosos salen de la atmósfera hasta altitudes suborbitales) para luego bajar hacia el objetivo a gran velocidad. Mientras que un proyectil de crucero puede tardar dos horas desde Irán a Israel, uno balístico tan solo necesita minutos incluso segundos para impactar con su objetivo. Eso deja muy poco margen a las baterías que deben derribarlo.

Fuera de la atmósfera

El THAAD puede destruir misiles tanto dentro como fuera de la atmósfera y no necesita cabeza explosiva. Simplemente calcula la trayectoria del proyectil enemigo y lo impacta para hacerlo estallar. Estados Unidos los tiene desplegados en lugares clave como la isla de Guam, en el Pacífico, en Emiratos Árabes y Corea del Sur.

Otro de sus puntos débiles lo constituyen los drones de pequeño tamaño capaces de volar muy cerca de la tierra. La Cúpula de Hierro se concibió en un momento en el que el uso de drones no estaba tan extendido, por lo que cualquier aparato que sea capaz de volar por debajo de los 1.000 metros puede colarse bajo el paraguas defensivo, como han demostrado algunos ataques recientes en Haifa y en Binyamina llegados desde El Líbano.

Cedric Leighton, ex coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, asegura que el sistema THAAD no actuaría solo en defensa de Israel y podría usarse como un «elemento disuasorio» en la región.

Mientras que Israel se aprovecha de la profunda implicación estadounidense, en Ucrania varias voces han denunciado que Washington no les facilita los mismos recursos para proteger a su población de los ataques del Kremlin, que ya no sólo cuentan con misiles balísticos rusos, sino que han incorporado proyectiles iraníes y de Corea del Norte a su arsenal. En Kiev esperan al menos que los más que probables bombardeos de Israel a su territorio convenzan a Teherán de no seguir vendiendo un armamento que podría usar Irán en un futuro inmediato.

Las dos guerras, tanto la de Oriente Próximo como la de Ucrania, se dirigen a lo que los expertos llaman «competición de salvas», es decir, lanzamientos masivos de misiles y drones para destruir estructuras críticas al enemigo.